No fue una, ni dos las veces que enloquecidamente fui a
comprar el último producto promocionado como milagroso para mi cabello crespo/rizado,
decenas de potes almacenados para un determinado efecto vivían en mi despensa
de productos para el cabello –sí, tenía una despensa de productos para el
cabello- algunos llegaban como regalos y otros, en su mayoría, los compraba con
mi dinero. Tan pronto aparecía un producto nuevo sentía la presión de los medios
digitales, blogueras y mi propia consciencia diciéndome “cómpralo” así iniciaba
una persecución por un producto que muchas veces no resolvía, que no le
aportaba nada a mi cabello y en consecuencia no conseguía el resultado que quería.
Así tenía 10 productos para finalizar, 5 shampoos, varios acondicionadores y
decenas de tratamientos capilares.
Por un llamado celestial comencé a ver el mercado como lo
que es: un mercado, en donde un grupo de personas se ganan la vida a través del
consumo de otras personas y eso queridas mías hizo la gran diferencia. No me
parece incorrecto que se promocionen productos para el cabello por todos lados,
pero siento que el consumidor está mal informado: al final de cuentas no
sabemos que estamos comprando realmente. Quizás el mercado o nuestra sociedad
nos ha vendido la idea de que necesitamos cientos de productos, pasos y
procedimientos para tener el cabello sano y bonito, las personas que conozco
con cabello liso u ondulado no consumen tantos productos como las rizadas que
conozco. ¿Por qué para cada necesidad
del cabello rizado hay un producto, en lugar de un producto que cubra muchas de
esas necesidades?, así caemos en un círculo vicioso de compras para necesidades
que probablemente no teníamos. Desde hace un tiempo le pongo atención a las
cosas que consumo, intento comprar todo conscientemente y era claro que los
productos para el cabello no quedarían fuera de este estilo de vida, por eso aquí
te dejo algunas razones por las cuales no compraré mas productos para el
cabello del súper mercado.
1.
Precio. Aunque parezca mentira el precio
era un factor importante en mi decisión de compra, porque veía cada producto como
una compra individual cada 2-3 meses, en lugar del valor consumido por año. Por
eso no me parecía caro gastar pequeñas cantidades con frecuencia, mi bolsillo
no lo sentía. Luego colocándolo todo sobre papel, gastaba más en esos productos
“baratos” que comprando productos de marcas reconocidas y de mantenimiento
profesional en casa.
2.
Calidad de los ingredientes. La lista de
ingredientes que aparece en los cosméticos para el cabello menciona el orden según
la cantidad de cada ingrediente, por eso un buen producto a base de aceite de
coco debe mencionar el aceite de coco al inicio de esta lista y no al final
como pasa en muchos de los productos del mercado. Por ejemplo, citar el aceite
de coco al final, significa que contiene mínimas cantidades de aceite de coco
en su composición, aunque la etiqueta del producto diga “Tratamiento de coco”.
Otro ejemplo relacionado a este tema de la calidad de los ingredientes me llegó
vía un DM por mi cuenta de Instagram. Según este mensaje una marca de cosméticos
dominicanos había lanzado una línea de aceites vegetales, la lista era súper
atractiva e incluía un aceite de Argán lo que me dejó muy contenta. Y antes de
que pudiera compartir la noticia, la persona incluyó el precio en onzas del
aceite Argán internacionalmente y el precio del “aceite de argán” promocionado
por la empresa dominicana. La diferencia de dinero era absurda y como era de
esperarse varios usuarios cuestionaron la pureza de este aceite, a lo que la
empresa respondió: “`posee cierta cantidad de aceite de Argán en la composición”,
dejando en duda la calidad de estos aceites. Siento que los controles de
calidad de los productos del mercado son más permisivos y llenos de letras
pequeñas cuando se trata de ingredientes y composiciones. Hay mucho doble
sentido y palabras que se prestan a mala interpretación para desventaja del
consumidor.
3.
Medio ambiente. Consumir sin criterio de
compra nos sumerge en una burbuja donde tener es igual a ser, creemos que por
tener más productos nuestro cabello necesariamente estará más saludable, largo
y abundante. Llenamos estantes de potes de plásticos que muchas veces no tienen
retorno o la empresa no posee servicio para retorno de esos potes y que luego
van a la basura donde demoran años para descomponerse o terminan en el mar o en
alguna alcantarilla. Hoy le doy prioridad a productos con sello de reciclaje o
que se preocupen por el medio ambiente de alguna otra forma.
4.
No necesito tantos productos. En un post
anterior, con este título hablaba de la necesidad creada para comprar productos
enloquecidamente, –vayan y léanlo- nos han vendido el cuento de que necesitamos
un día entero para lavar y acondicionar el cabello, que necesitamos varios
productos de cada tipo, pero cuando vas a una peluquería especializada en
cabello afro-rizado el proceso de lavado y estilizado no demora ni dos horas,
porque cantidad no es lo mismo que calidad. El cabello rizado no es
naturalmente áspero, duro y opaco, sí tienes el cabello así necesitas de
cuidados especiales.
5.
Otra razón por la que desconfío de la
calidad de los productos del súper mercado es porque cada mes hay un
lanzamiento nuevo para el cabello rizado, siempre hay un producto para probar.
Cada producto debe pasar por una investigación para determinar alergias y sí
este cumple con la función establecida, a menos que utilicen la misma fórmula
con pequeños cambios. Así cada mes se aseguran nuevos lanzamientos, que a la
larga son los mismos productos de siempre con pequeños cambios. Gastaba una
fortuna en productos hidratantes y el efecto era temporal, dos días después del
lavado estaba con el cabello áspero porque la hidratación se evaporaba. Seguía
comprando y lo mismo sucedía, porque compraba el mismo producto en otro envase.
Y básicamente esas son las razones por las que dejé de comprar
productos de cabello en el súper mercado, y de seguro te preguntarás como y
donde compro, aquí te lo explico:
1.
Después que fui a un salón rizado en
Brasil, me explicaron los productos que mi cabello necesitaba en ese momento,
con esa guía en mente compré unos productos de indicación profesional pero de
mantenimiento en casa, es decir: una línea de productos para cuidar del cabello
en casa según orientación profesional. Compré un shampoo, mascarilla/acondicionador,
un leave-in y un aceite de finalización. Los envases permiten dosificar sin
desperdiciar y con poquísimo producto consigo el resultado que quiero, todo lo
contrario a los productos del mercado, lo que termina siendo beneficioso en
todos los sentidos. Cuando estos se terminen pensaré en comprar otros con las
mismas características, mientras no compro nada.
2.
Doy prioridad a los productos de fabricación
artesanal, saben esos productos que son hechos por pequeños productores, con
frascos de vidrios y que tienen tiempo de vencimiento corto por la poca
cantidad de conservantes, porque poseen mejores ingredientes que muchos
productos del súper mercado y suelen estar más preocupados por el medio
ambiente que las grandes empresas.
3.
Regalé algunas cosas que no usaba y que
solo ocupaban espacio en casa, tenía muchos productos del súper mercado en casa
que prácticamente no usaba, dejé algunos y los intercalo con la línea de
productos profesionales.
De cierta forma desprenderme de tantas cosas y darle
prioridad a lo realmente útil ha simplificado todo, me encanta como se siente y
se ve mi cabello ahora. Me encanta que mi consciencia de consumo y yo estamos
en paz.
¿Usas productos del mercado? ¿Por qué?