Cuenta la leyenda
urbana que Guacanagarix (cacique regente de la Isla que hoy conocemos como La
Hispaniola) al momento del saqueo e invasión que algunos llaman
“descubrimiento” quedó maravillado en las imágenes de un cristal espejado y
decidió intercambiarlo por oro. Y desde entonces nuestra cultura colonial
confía más en la calidad de los productos que vienen “de fuera”.
Estrictos
controles de calidad, sumados a la imaginación exagerada de darle credibilidad a
cualquier cosa que sea hecha fuera de casa pueden resultar en una combinación
complicada. Y no me mal interpreten, estoy consciente de las limitaciones del
lugar donde nací (República Dominicana) que pueden ser las mismas de la mayoría
de los países de la región: poca inversión en investigaciones científicas,
deficientes controles de calidad y falta de originalidad, que pueden dar como
resultado productos de poquísima calidad, indicados por vendedores que solo
quieren vender cueste lo que cueste. Pero así mismo pasa fuera del patio, con
una pequeña diferencia: El clima.
No les ha pasado
que compran un producto excelente, con unos súper ingredientes, fabricado en el
extranjero y el mismo se comporta diferente a lo que indica el fabricante o a
la reseña que vieron por You Tube? Lo mismo pasa cuando el producto que usas en
casa te deja mal parada cuando lo usas en tus vacaciones a miles de kilómetros
de casa o cualquier punto geográfico con clima diferente.
Los productos son
diseñados con principios activos y fórmulas de acuerdo a las necesidades del
cabello de una determinada población en una ubicación geográfica. Por eso los
productos para pelo afro-rizado en los países donde existe invierno suelen
estar cargados de aceites y mantecas en la composición, sucede todo lo
contrario en los climas tropicales donde el calor y el sol pueden activar y
“calentar” estos compuestos oleosos y maltratar el cabello.
De esta forma la
temperatura ambiente y la humedad son puntos importantísimos para elegir
productos cosméticos (no solo aplica para el cabello). Muchas veces los
productos especifican la temperatura promedio en que debe ser almacenado, porque
variaciones en la temperatura de almacenamiento pueden alterar los componentes
y de paso alterar el resultado. Porque no es lo mismo usar un producto en 20
grados y pretender que se comporte igual en una temperatura de 40 grados. Por
eso es necesario consumir productos locales o de climas similares al de tu
ciudad: sus ingredientes están pensados para adaptarse al clima donde vives.
Consumir
productos locales no solo le hará bien a tu cabello: porque los ingredientes se
comportaran de acuerdo a la temperatura y la humedad del lugar. También
ahorrarás dinero y de paso ayudas a alguna empresa nacional. Aunque si quieres
llevar este conocimiento al nivel más alto, invierte en productos de fabricación
artesanal, porque además de mantener materias primas más integras, con menos
aditivos y sustancias irritantes, por ser hechos a menor escala tienen un
cuidado especial. Con ingredientes de
buena calidad, resultando en un excelente costo beneficio y por lo general son
ECOFriendly. + 1 punto sí apoyas a alguna rizada emprendedora.
En el post anterior
les expliqué porque dejé de comprar productos del supermercado y de nuevo les reafirmo
la necesidad de consumir productos artesanales: el planeta lo agradece.
En los comentarios menciona una marca de productos
artesanales para el cabello