miércoles, 9 de agosto de 2017

¿Cómo terminé en Brazil?

Hola, mi nombre no es Rapunzel y mi cabello está lejos de la abundante y larga melena de Rapunzel, me llamo Karem,  nací y crecí en República Dominicana y por un sueño vivo en Brasil. Sí, soy de ese escaso grupo de personas conscientemente locas que cree en los sueños como capital. Siempre quise estudiar en el extranjero y después de mucho esfuerzo lo conseguí, no fue fácil; pero estoy aquí.
Me gradué de Dra. En Medicina por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, recién graduada y con la cabeza llena de dudas emprendí la difícil misión de conseguir la pasantía. Como el 80% de los graduados en Medicina, quería estudiar en el extranjero, no solo por la falta de estructura física y social que tienen los servicios de formación médica en mi país, también tenía hambre de vivir cosas nuevas y abandonar el nido.


Comencé a investigar, lugares, presupuesto y conocidos para emprender la aventura, con el tiempo me di cuenta que todos quieren; pero pocos realmente luchan por conseguirlo. Soporte las burlas de mis conocidos y la frustración de quienes no lo consiguieron. La incertidumbre de no saber de dónde sacaría el dinero y las dudas, las jodidas dudas que una misma se siembra cuando quiere conquistar algo. Y un día fui sincera conmigo misma, me dije sí esto es lo que quieres lánzate de lleno, si lo consigues: bien, si no lo consigues: al menos lo intentaste. Tenía en mente varias especializaciones, una lista inmensa y al final se resumió en una sola cosa: Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva.
Gracias a internet descubrí que Brasil era la meca de la Cirugía Plástica, investigué universidades y fechas de exámenes de admisión. Al momento, por coincidencia de la vida ya estudiaba portugués –me inscribí a estudiar portugués para sumarle al curriculum- y empecé a prepararlo todo, pues en algunos meses me iba a Brasil a tomar un examen. Cuando digo ‘prepararlo todo’ eso también incluye mi familia, que no me creían cuando les decía que me iba. Es justo como les estoy contando, no tenía un centavo, ni conocía a nadie en Brasil, ni hablaba fluentemente el idioma, pero tenía tanta fe en que Dios me daría lo mejor, que no me rendí, no escuche las burlas y seguí trabajando.

Empecé a trabajar haciendo servicios/guardias, además de mi trabajo como pasante médica (medico recién graduado) y cualquier cosa que me ayudara a conseguir un dinerito extra, por coincidencia una amiga, de una gran amiga de mi familia, tenía un amigo en la ciudad donde tomaría el examen y me ofreció hospedaje por algunos días, con el salario de algunos meses me pagué el pasaje y reuní el dinero para la estadía, era tanta mi determinación que la gente comenzó a creer en mí. Pasaron las semanas y llego el día, me iba a Rio de Janeiro a tomar el examen de admisión a la residencia de Cirugía General (para estudiar Cirugía Plástica, primero hay que estudiar Cirugía General). Aunque había viajado anteriormente, cuando cruce migración entendí que estaba sola, era la primera vez que subiría a un avión sola y la mezcla de sentimientos tristes y alegres no me dejaba pensar en lo que estaba pasando.


Me subí al avión con mi librito en manos, no pare de estudiar hasta el día que me dieron el examen. Y pasé. Entré a la Residencia de Cirugía General en Rio de Janeiro, lo leía y no lo creía. Parecía una loca leyendo mi nombre una y otra vez. Me senté, respire y comencé a analizar todo lo que había pasado. Creo que hasta ese momento estaba en automático, viviendo las cosas por vivirlas banalmente y sin apreciar todo lo que estaba pasando.

Regresé a Santo Domingo a buscar ayuda/préstamo financiero, porque me iba a un país con un costo de vida casi 20 meses más caro que mi ciudad natal, en la época Brasil era de los países económicamente estables de Suramérica, el dólar estaba a 2x1. Así que imagínense mi desesperación, no soy de familia pudiente, tampoco tenía historial de crédito para solicitar un préstamo a un banco y mucho menos dinero para pagar los intereses. Pero tenía buenas calificaciones en la universidad y decidí solicitar una ayuda económica al Ministerio de Educación de mi país. Pasaba el tiempo y no me respondían, solicite un crédito educativo y al día siguiente fui aprobada. Pasaron los días y justo cuando había olvidado el Ministerio de Educación, me llamaron: Dra. su beca fue aprobada.  Y fue en ese momento, mágico, lleno de lágrimas y sorpresa, que finalmente entendí: estaba haciendo mi sueño realidad. Me iba a Brasil. No tengo ni que decirles que me volví una magdalena llorando, no sé cómo explicarles ese sentimiento de triunfo, felicidad y satisfacción, todo al mismo tiempo.
Paso el tiempo y estoy a meses de graduarme como Cirujana Plástica Estética y Reconstructiva, todo gracias a Dios.


Puedo decirles que no fue fácil, porque realmente no lo fue. Muchos días sin dormir, muchas burlas y palabras de desaliento, pero les confieso que valió la pena. Brasil me ha regalado mi formación, un segundo idioma, millares de historias para contar, amigos inolvidables, muchos destinos viajados, un lugar al cual llamar hogar y a mi familia.

Sé que es difícil emprender algo, creer en esa vocecita que te dice ‘hazlo’, realmente no es sencillo creer en nuestros sueños cuando hemos aprendido a ignorarlos por miedo a la opinión de los otros, hay que ser sinceros con nuestras pasiones y seguir eso que nos acelera el corazón. Siempre hay tiempo, nunca es tarde para emprender eso que realmente te gusta, no te compares, todo tiene su tiempo, la mayoría de nuestras frustraciones surgen cuando nos comparamos con los demás, no te guíes por las conquistas de otros, sigue tu propia vocecita, si lo logras: bien, si aún no lo lograste: sigue intentándolo.
Hace mucho escuché que "solo te hace falta un momento de locura y de decir “lo voy a hacer”, porque en el momento en que tú decidas que vas a hacer algo, es el momento en que lo vas a hacer realidad.


Por favor no dejes de soñar.

2 comentarios:

  1. Muy inspirador... Muchas gracias por compartir

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  2. No sé si tal vez leas este comentario, me tomo bastante encontrar esto en tu blog y creo que debiaras publicarlo cada cierto tiempo en tu Instagram. No te imaginas lo inspirador que fue, estoy segura que hay más personas como yo que tal y como dices, están escuchando esa vocecita pero tenemos un miedo enorme, un miedo enorme a fallar, a no saber cómo lo lograremos, de dónde obtendremos fondos y leer esto es un impulso a decirme 'salta e intentalo'. Siempre he sentido que en el fondo mi destino no está en RD, estoy terminando una carrera de Odontología y aunque amo mi país, me siento más ciudadana del mundo que de RD. Gracias por dedicar tu tiempo y decirme que si hay posibilidades de lograrlo.

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